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¿Sabéis
eso de que cuando mueres ves una luz al final de un túnel? Pues es una mentira
y bastante gorda. Cuando mueres no hay nada, ni luz, ni voces, ni antiguos
familiares esperándote… solamente oscuridad.
Me desperté
algo mareado en medio de un charco de sangre, me dolía a horrores el pecho pero
aparte de una cicatriz enorme con un moratón a juego, no tenía nada más. Ya se había hecho de noche pero él seguía allí,
subiendo las escaleras apoyándose donde podía. Estaba débil, pero por alguna razón
yo estaba repleto de dolor y energía, me sentía más fuerte y capaz de todo,
total volver de entre los muertos no sería nada en comparación con cargarme a
ese cabrón.
Me levante
despacio y en silencio, empecé a seguirle sigilosamente y vi mi Katana partida
en el suelo, estaba un poco doblada pero seguía cortando, me coloque detrás de
él y cuando se dio cuenta de que estaba detrás suya ya había saltado a su
espalda. Le clavé lo que quedaba de espada en el cuello y empecé a mover la
empuñadura desgarrándoselo y provocando que callera de espaldas escaleras
abajo, él se arrastraba como podía, había perdido más sangre con dos puñaladas
que yo con un hachazo en el pecho, puedo que eso fuera lo que me dio la vida,
apenas podía moverse en línea recta, menos aún hacerlo rápido, cogí su hacha
del suelo y arrastrándolo como podía me coloque ante él, puede sentir su miedo
cuando me miraba, el cazador se había convertido en la presa, no le veía los
ojos, pero estoy seguro de que su mirada sería una mezcla de asombro y terror, levante
con todas mis fuerzas el hacha y lo baje de golpe contra su ya maltrecho cuello,
ninguno de los dos nos esperábamos este final, pero qué coño, a mí me gusto y
disfrute hasta el último momento.
Recogí
mi mochila y su cabeza y volví a por otra Katana, entre de nuevo en la zona de
supermercado y con legía y amoníaco le prendí fuego, hice lo propio con el
resto del cadáver porque si yo pude volver de la muerte ¿Cómo sé que él no podrá
volver a hacerlo? Terminado el trabajo me di cuenta de que ya no había zombis
en el centro, era el único ser vivo en la parte superior del edificio. Ya fuera
por alegría, egocentrismo, falta de sangre, o una mezcla de todo, decidí que no
estaría de más llenar un carro y llevármelo a casa, fue otra de esas ideas parecen
buenas al principio pero luego acaban siendo desastrosas.
Salí
del centro y me dirigí a casa arrollando con el carro a todos los que había por
el camino (ventaja de ir cuesta abajo), al llegar a la puerta comenzó el
problema, llevaba las llaves en la chaqueta y el hachazo partió bastantes,
entre las rotas estaban el portal y la entrada, cagándome en aquel cabrón por
última vez, no me dejo más remedio que romper la puerta, para mi asombro la
abrí de una sola patada, y al entrar destroce la de cristal del portal con el
carro mientras llamaba al ascensor, los zombis comenzaban a pasar por la
primera puerta, utilizando la nueva Katana empezaron a caer rápido, cuando oí
al ascensor empuje el carro dentro de una patada y tras asegurarme un espacio
decente entre los que entraban y el ascensor me metí dentro. Había dejado
entrar a todos los putos zombis por meter el puto carro, ahora la urbanización entera
estaba infestada y todo por mi culpa, no tuve mucho tiempo de venirme abajo, al
abrirse la puerta del ascensor había tres zombis al otro lado, le di al primero
en toda la cabeza, pero en un sitio tan pequeño no puede hacerse mucho con una
espada, los otros dos se lanzaron como locos, cedí terreno y el carro impidió que
entraran a la vez, pero el pequeño espacio y la falta de maniobrabilidad les
dieron la ventaja, uno me mordió en el guante y mientras ese mordía el otro se
lanzaba por encima del campo y llego a agarrarme, conseguí sacar un cuchillo y clavárselo
a al primero, pero el segundo estaba más cerca, ya me había agarrado el brazo y
estaba a punto de morderme, pero entonces algo ocurrió, el zombi salió
despedido hacia atrás, como si algo hubiese tirado de él. Saque otro cuchillo y
aproveche para clavárselo, al levantar la vista solo pude ver como la puerta al
garaje se cerraba. Apile los cuerpos y abrí la puerta, no había nadie, a simple
vista parecía que había sido un fantasma, cuando entre en el garaje no vi a
nadie, pero oí unos pasos a lo lejos, deje un par de latas encima de un coche
como señal de gratitud y me dirigí a mi puerta, al llegar oí otro ruido, al
darme la vuelta vi a un hombre de unos treinta años corriendo hacia mí con una tubería
en la mano, abrí la puerta rápido y metí el carro, el tipo ya había llegado y
me dio con la tubería en la espalda, ese golpe me puso de rodillas, y mientras
me daba no hacia más que repetirme que lo sentía, que lo hacía porque no le
quedaba más remedio… un mes, llevábamos un mes y la gente ya estaba dispuesta a
matar a otro ser humano para robarle, mientras me daba con la tubería vi que no
estábamos solos en el parquin, había otras dos personas, una de pie hablando
con otra sentada en una silla de ruedas, según se acercaban pude verlo, la de
la silla de ruedas era un zombi, el muy cabrón no quería robarme, quería usarme
para darme de comer, intente sacar un cuchillo, pero cada vez que levantaba un
brazo del suelo un golpe en el hombro me hacía bajarlo, cuando ya estaba a
punto de caer, el hombre paro y me arrastro hacia la silla. Según me iba
moviendo me sentía mejor, los huesos rotos ya no parecían doler tanto, cuando
me quito un cuchillo para rajarme el cuello le di un puñetazo en los huevos y
le empuje hacia el zombi, yo me caí al suelo y él fue directo a la silla de
ruedas, nada más acercarse le mordió. Me arrastre hasta la pared y me levante
como pude, la otra persona estaba intentando parar la hemorragia del hombre,
mientras no miraban me acerque al zombi y lo desate, empujándolo hacia ellos,
mientras estaban ocupados me fui, por las pintas de los tres zombis de antes, diría
que yo no era el primero al que habían asaltado, al llegar a casa cerré la puerta
con todos los cerrojos y la atranque, debía empezar a pensar cómo salir sin traer
una horda a casa o peor aún, sin traer a mas ladrones o lunáticos.
Me pase
toda la noche viendo las noticias y bebiéndome una botella de wiski de treinta
años afanada en el centro comercial, creo que me la merecía después del día que
había pasado, reflexionando sobre lo que me había pasado ese día, de cómo había
vuelto de la muerte y de cómo me había recuperado tan rápido de una paliza
salvaje, entonces vi el botiquín, pensé “qué
coño, si no funciona me coso” puse una toalla y el botiquín sobre la mesa,
puse el brazo y con un cúter me hice un corte más profundo de lo que pretendía.
De haber sido otras circunstancias, esta podría haber sido una de esas ideas
absurdas de borrachera, pero por suerte no lo fue… espere un par de segundos y
cuando paro de salir sangre me limpie y no había herida, se había curado casi
al momento… en ese momento, tuve la sensación de que me lo iba a pasar muy bien
en esta ciudad.
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