jueves, 13 de junio de 2013

Inferno - 1



1

Bueno, creo que esta no es la mejor forma de empezar a contar mi historia. No sabéis quien soy ni como me llamo, ni siquiera de donde soy, así que empecemos por cómo comenzó todo esto.

Hace 2 meses
Mi nombre es Dante Alighieri, si como el del italiano, que da la casualidad de que lo soy. Me traslade a España hace 7 años con mi padre y ahora vivo solo compartiendo piso con un amigo, los dos somos sanitarios y los dos estamos en paro.
Estábamos viendo la tele cuando una noticia nos llamó la atención.

Hoy a primera hora de la mañana, un hombre casi desnudo ha asesinado y después devorado a un transeúnte en Cádiz. La policía consiguió reducir al presunto caníbal entre cinco agentes, de los cuales tres sufrieron también mordeduras. Según la policía, el detenido presenta un estado de enajenación mental y procederán a interrogarle en cuanto esté un poco más lúcido. La identidad, al igual que el origen del detenido sigue siendo un misterio.

Terminada la noticia cambiamos de canal y nos pusimos a jugar a la consola.
-          Como anda el mundo, eh Gonza.
-          Ya ves ¿no te recuerda a nada?
-          ¿A qué?
-          Coño lo del tío de Florida que se comió la cara de uno por la calle y después se lo cargo un policía.
-          Pues hombre ahora que lo dices… cierto aire se da, esto de las drogas caseras se ha puesto de moda entre los colgaos.
-          ¿Te imaginas que esta vez sí que es un apocalipsis zombi?
-          Ojala, eso sí que sería divertido.
Los dos nos reímos un buen rato con eso, pero las cosas se empezaron a poner raras. Una semana después se decretó un toque de queda en Andalucía, después se informó a la población de una enfermedad muy contagiosa que estaba asolando el sur de España, y que toda la población permaneciera en sus casas mientras el gobierno trataba de buscar una forma de contener la enfermedad, una semana más tarde se confirmó que la enfermedad ya había pasado del sur y se estaba acercando al centro de la península. Finalmente le tocó el turno a mi pequeña ciudad.

Yo estaba durmiendo cuando la puerta se abrió y se cerró de golpe, salí a ver qué pasaba y me encontré a unos amigos cargando con mi compañero de piso sangrando por el brazo derecho.
-          ¡¿Pero qué coño está pasando?!
-          No lo ves, le han abierto el brazo de un mordisco
-          ¿y porque no le lleváis al médico?
-          ¿Y donde te crees que ha sido? Fui con él y un tío se le lanzo encima, tuvo suerte de poner el brazo en medio, si no esa herida la tendría en el cuello.
-          ¿y la gente no hacía nada?
-          Digamos que el que le mordió no era el único, estoy seguro de que más de uno ha muerto.
-          Dios… tráeme el botiquín, voy a cerrarle la herida y a desinfectársela un poco, iros y avisad a la policía o algo, yo me quedo ya con él.
Tras desinfectarle tratarle la herida con lo que había por casa me vestí y cogí las llaves del coche, pero al salir afuera un hombre de unos 40 años se me lanzo al cuello, tras arrancarme la bufanda con la boca le di una patada que lo tiro de espaldas, entonces le vi bien, tenía una herida profunda y sin tratar en la pierna derecha, como si fuera un mordisco de un perro, le faltaba carne y se estaba pudriendo, por la pinta seria de hace más de una semana, sus ojos habían perdido color hasta quedar casi blancos, y su boca estaba manchada de sangre, una mezcla entre sangre seca y sangre reciente, me estaba mirando mientras se levantaba, y lo hacía como un perro hambriento mira un chuletón. Volvió a levantarse y a lanzarse contra mí, pero esta vez le vi venir a tiempo y le lance a un lado, dándose en la cabeza con el bordillo, oí como se rompía el cráneo, pero volvía a levantarse, así que aprovechando que todavía estaba en el suelo, le di un pisotón en la cara y esta vez sí que se quedó en el suelo. Al darme la vuelta vi a un policía, me acojone pensando en que me diría, pero al fijarme bien vi que estaba sangrando por el cuello, me dijo que me detuviera pero antes de poder sacar la radio otro se le acerco por detrás y le termino de morder el cuello, me acojone y subí a casa, mientras oía los gritos del pobre hombre. Al entrar en la casa vi a Gonza apoyado en la ventana con un paquete de hielo en el brazo malo, al acercarme a ver qué pasaba vi que ahora había tres comiéndose al pobre policía, Gonza lo miraba con una expresión seria.
-          Ves al de la derecha.
-          Si ¿por?
-          Ese es el camarero del bar de la esquina.
-          ¿Enserio?
-          Si, le vi ayer, me dijo que un chaval le mordió la noche anterior mientras sacaba la basura.
-          ¿Qué quieres decir?
-          Es obvio ¿no? Piensa en todas las películas, si te muerden te infectan.
-          Y me estás diciendo que te han infectado, venga hombre, son películas es ficción, no es un hecho verídico.
-          Ya bueno, por si acaso creo que debería irme.
-          ¿Qué?
-          No quiero hacerte daño, y la idea de que me mates tampoco me hace gracia la verdad.
-          Venga hombre, nunca haría eso.
-          Eso dices ahora ¿pero cuando se me vaya la cabeza no me harás lo mismo que al de ahí abajo? No, lo siento, me voy, el brazo ya no me duele tanto, así que puedo moverme de momento.
-          ¿y si te equivocas qué?
-          Bueno… pues estate atento al móvil.
Y esa fue nuestra última conversación, nos despedimos entre risas mientras pensábamos que coño hacer.

Pasaron dos días desde que Gonza se fue, la visión en de la calle no mejoraba, la televisión anunciaba un epidemia y que de forma preventiva el gobierno había ordenado vallar todas las ciudades grandes hace una semana, así que me imagino que sabían lo que estaba pasando y decidieron sacrificar a una parte de la población para poder prepararse contra la amenaza, decían que la gente no saliera de sus casas, que el ejército iría a rescatar a los ciudadanos y a trasladarlos a las zonas seguras… bueno de eso hace ya un tiempo y por aquí no ha pasado nadie, así que me temo que esto sigue siendo una medida para ganar tiempo, perfecto.

Paso otra semana y el panorama era inquietantemente peor. No había nadie por las calles, y si veías a alguien mejor no acercarse, la comida estaba empezando a terminarse al igual que mi paciencia. Fui a la cocina y agarre el cuchillo más grande que encontré, busque una bolsa de viaje o algo así, pero solo encontré una mochila, agradeciendo que estábamos en enero me puse la cazadora y los guantes de cuero, así por lo menos les costaría algo más morder carne, y con el súper del barrio como objetivo en la mente, salí de casa.
En la calle había un calma que ponía los pelos de punta, rezando me acerque a los restos del policía, no me lo podía creer, después de todos estos días todavía tenía el cinturón con su arma y linterna. Me lleve un susto cuando abrió los ojos, pero le habían dejado tan seco que solo le quedaban los huesos y un par de trozos de carne, así que solo podía mover los ojos de una forma un tanto inquietante.
Bajando la calle vi a varios grupos dando vueltas, ninguno parecía estar haciendo algo, en realidad parecía que estaban esperando a que algo captara su atención para perseguirlo, así que mientras no hiciera ruido no ocurriría nada. Finalmente llegue a la tienda, para mi fortuna la puerta estaba abierta, entre con el cuchillo en la mano y a los pocos pasos uno de esos zombis salió de la esquina, lo agarre del cuello y le clave el cuchillo. Después de dejarle en el suelo con cuidado de no hacer ruido, vi que se había estado comiendo al dueño, tras clavarle el cuchillo por seguridad comencé a llenar la mochila con lo que había, la suerte me favoreció una vez más y aparte de una mochila más, encontré el guante de la carnicería con todos sus cuchillos.
Armado y abastecido, salí del súper, para mi desgracia no había contado con el tintineo de los cuchillos chocando entre sí, no con el peso de la mochila adicional, así que me toco dar un sprint hasta casa esquivando todo lo que se me ponía en medio. Conseguí llegar, pero me traje conmigo a un buen grupo hasta la puerta de mi urbanización, así que después de subir  a casa y dejar todas las cosas, se me ocurrió una de las mejores y peores ideas que he tenido nunca. Cogí el bote de gasolina para el mechero y el de lejía de la fregona, me asome a la ventana y les bañe para terminar tirándoles una revista ardiendo. Finalmente dejaron de aporrear la puerta, lo que me dio la oportunidad de bajar y apuntalar esa puerta, pero para mí desgracia el fuego había llamado mucho la atención, por lo que una mini horda de unos 20 zombis se plantó en esa calle, dejándola completamente intransitable.

Las semanas siguientes fueron bastante tranquilas, quitando la música de ambiente zombi que entraba por la ventana no se estaba mal. Navegando en internet encontré un foro de gente atrapada en sus casas, algunos daban ideas para dar esquinazo a los zombis, otros marcaban los grandes refugios, y algunos hasta llegaban a ofrecer recompensas si conseguían sacarles de donde estaban. La cosa no fue preocupante hasta que me volví a quedar sin comida, mirando en el foro descubrí que había gente en el edificio de en frente del centro comercial, estaban a menos de un minuto corriendo, así que empezamos a hablar, la cosa se puso fea cuando me dijeron que las tiendas y bares de esa calle ya los habían limpiado, y que lo único que quedaba por saquear  era el centro comercial. Al momento no me pareció un mal plan, pero cuando les pregunte como estaba el ambiente por allí la cosa cambio. Allí dentro había “algo” que mataba a todo lo que se le acercara, gente o zombis, y que además era lo suficientemente inteligente como para bloquear algunas entradas, dejando solo la principal, o eso es lo que ellos podían ver desde donde estaban.
Estuve esperando tres días, pero el hambre estaba empezando a aparecer y a la larga podría ser un gran problema, así que decidido a ir cogí la mochila más grande que tenía, el guante del carnicero para agarrar zombis sin peligro, los cuchillos y el cinturón del policía. Salí a la mañana siguiente por el garaje hasta la otra punta de la urbanización para evitar ser visto por los zombis, subí la calle en silencio y apuñalando a algún que otro zombi para abrir camino, cuando llegue a la puerta giratoria me sorprendió que siguiera funcionando, al llegar al otro lado accione el freno para evitarme sorpresas.

La zona estaba demasiado tranquila, vi un muerto en las escaleras al parking, muchas tiendas cerradas pero ninguna muestra de actividad zombi. Seguí recto y llegue a la zona del centro comercial, al lado de la entrada había un puesto de llaves en el que había katanas y esas cosas, desde hacía tiempo tenía ganas de tener una, así que puestos a robar, que importa un robo más. Me cole dentro y encontré las llaves de las vitrinas, cogí la que a mi juicio era más digámosle “elegante” y una navaja suiza, que nunca sabes cuándo te hará falta. Salí del puestecillo y entre en el centro comercial, recogí todo lo que pude y parecía estar en buen estado y me dirigí a salir por donde había venido sin hacer mucho ruido. Al salir del centro no tuve en cuenta que las alarmas estuvieran todavía encendidas, así que cuando salí corriendo no lo oí con claridad pero al darme la vuelta vi un hacha directo a mi cabeza, me deje caer para evitar medir una cabeza menos y mientras me levantaba una figura enorme me dio tal patada en el culo que si no me lo rompió poco le falto, que me metió en la tienda de deportes.
Me levante como pude, agarre la mochila y salí arrastrándola y estrenando la Katana contra el zombi que había en la puerta de la tienda y… bueno, creo que esto ya os sonara de algo ¿no?

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